Apple mueve ficha en un mercado estratégico de
vital importancia en la economía de los datos. El fabricante del iPhone integra
un consorcio de ocho empresas que compra a Toshiba su negocio de memorias. El grupo, que lidera el fondo
Bain Capital y que incluye a Dell, paga 17.700 millones de dólares a la
tecnológica japonesa, que necesita el efectivo para aliviar su
delicada situación financiera.
Toshiba
es actualmente el segundo fabricante mundial de chips de memoria NAND, que se
utilizan en las nuevas generaciones de dispositivos electrónicos en el ámbito
de la inteligencia artificial, el Internet de las cosas y el coche autónomo. El
acuerdo no fue fácil, porque había múltiples partes en movimiento. La filial,
de hecho, llevaba nueve meses en venta y la puja fue feroz.
El
consorcio incluye también a Seagate Techonology, Kingston Tecnology, a la
japonesa Hoya y la surcoreana SK Hynix. Todos quieren tener acceso a la
tecnología NAND. Toshiba conserva el 40,2% de los derechos de voto. Hoya
controlar el 9,9% mientras que las cuatro firmas estadounidenses no tendrán
derechos de voto. Hynix, por su parte, hace de cortafuego en la estructura.
La
operación cuenta, sin embargo, con la firme oposición de su socia Western
Digital. Y pese al aparente consenso logrado por los miembros del grupo,
tampoco se explica con claridad cómo trabajarán juntas. Los intereses de los
participantes son muy diferentes. De hecho, estaba previsto que se celebrara
una rueda de prensa para anunciar la firma del acuerdo, que se canceló.
La
gran pregunta, por tanto, es saber quién tomará el liderazgo. Para Toshiba, la
venta le permitirá aliviar los riesgos financieros que sufre tras declarar su filial Westinghouse Electric en bancarrota. La
tecnológica japonesa adquirió la compañía por 5.400 millones en 2006, en una
clara apuesta por la energía nuclear. Pero lo único que hizo es generarle
pérdidas que no puede soportar.
La
situación financiera de Toshiba es tan delicada que arriesga con ser retirada de la Bolsa de Tokio. El
acuerdo está sujeto al examen de los reguladores en Japón, un proceso que se
puede llevar aún otros seis meses. Western Digital, socia de Toshiba en el
negocio de las memorias tras la adquisición de SanDisk, amenazó con bloquear
cualquier pacto que no cuente con su consentimiento.
(El Pais)